Palabras del catálogo de la exposición "Memorias de la nostalgia", inauguradas el viernes 12 de febrero.
Por razones premeditadas e incondicionadas, el fotorreportero Amauris Betancourt se ha convertido de manera natural en el biógrafo de la nostalgia (Festival de Música Arañando
El lente acusador de artista ha desvestido nuestros propósitos. Ha pasado en más de una ocasión por testigo oculto de los conciertos y los motivos de febrero. Se ha convertido el fotorreportero en protagonista en muy diversos planos. A veces muy cercanos a los primeros, a veces simple participante; pero siempre como observador o testigo, actuante con o sin relieve, aceptando en cada momento la responsabilidad y el riesgo. Es eso lo que confiere un valor testimonial y ético a esta muestra clasificando sus piezas como documentos tangibles de una época que ya va para cinco años.
Aquí la diversidad es condensada y exhaustiva, y comprende una amplia selección. Diversos han sido los soportes técnicos desde los cuales se han captado las imágenes. Diversas las calidades. Sin embargo la calidad del artista respira por encima de todo aparataje. A fin de cuentas, nada parece más lúcido que aceptar el carácter abierto y heterogéneo que instaura la interrogación. Porque cada foto es eso, una interrogación que se responde por si sola, denotando la elocuencia iconográfica de quien la ofrece.
Demos gracias ante la posibilidad sin ruptura de que la verdad se proclame tal como es desde un llamado auténtico y profundo. Amauris Betancourt es eso: un segmento vital de la realidad, que define y potencia con el más bello y humilde lenguaje, el difrutable acto de modificarla rumbo a la perfección.
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