El pianista Frank Fernández sobresale como uno de los representantes más genuinos del arte musical cubano. Nacido en el municipio de Mayarí, cumple el próximo marzo 65 años de edad, 50 de ellos dedicados a la música.
Al decir del mismo Frank en entrevista a Leandro Estupiñán para las páginas del semanario ¡Ahora!: “… cada vez me convenzo más de que el pasado no tiene remedio y el futuro no existe. Lo único importante es el ahora.” Sucedió así en el concierto ofrecido en el cine-teatro Ismaelillo en su provincia el pasado 31 de enero, a manera de inicio a los festejos por este medio siglo dedicados al estudio y la interpretación al piano.
Los holguineros pudieron disfrutar sus interpretaciones de las obras Ave María, de Schubert, El vals del minuto y Vals Triste, de Federico Chopin y Un recuerdo, Invitación, Picotazos, Adiós a Cuba y Los tres golpes, de Ignacio Cervantes. Y de otras como los temas de la serie La gran rebelión y la telenovela Tierra brava, Vals joropo, Conga del mediodía, Habanera y Zapateo por derecho. Agrego además, ante las fuertes e insistentes ovaciones del público, Perla marina, de Sindo Garay; La comparsa y Malagueña, de Ernesto Lecuona; Danza ritual del fuego, de Manuel de Falla y el poema musicalizado Gracias a la vida, de Violeta Parra. A Altagracia Tamayo, su madre y maestra de piano, agradece sus primeros estudios de piano en su pueblo natal, donde gracias al rico ambiente cultural de este pueblo pudo codearse con prestigiosas figuras del arte cubano como Sindo Garay, genial músico cubano, uno de cuyos parientes fue su padrino de bautizo.
De su mamá recibía entonces, a sus tres o cuatro años, el piano clásico con obras de Beethoven, Schumann, Litstz, Mozart, Schubert. A la vez, escuchaba la música popular en los nombres de Sindo Garay y Manuel Corona personalmente. Oía hablar de Pepe Sánchez, de María Teresa Vera, de Miguel Matamoros. Y así se mezclaban lo autóctono tradicional con lo clásico universal que tanto define su actual quehacer artístico.
Se le reconoce actualmente como uno de los precursores de la escuela cubana contemporánea de piano; y a pesar de haber estudiado en la ex Unión Soviética y alimentar su acervo con las influencias de reconocidas figuras que confluían en esta prestigiosa sede mundial de este instrumento –además de retroalimentarse del renombrado bagaje creativo de la vecina escuela europea– coloca en un lugar distinguido a los músicos cubanos de quienes se ha enriquecido muchísimo en piano y composición.
Sus geniales interpretaciones le han ganado los elogios y la crítica del público nacional e internacional, y de los medios de prensa especializados, en la misma meca del piano: el conservatorio Chaikostky, de Moscú. Así ha recorrido con igual suerte las principales salas del mundo desde Tokio hasta París y Madrid donde le han concedido los más importantes reconocimientos mundiales como pianista y compositor.
Frank Fernández es protagonista vivo de la historia de la música cubana. Con ese crédito se dedica también a la producción artística para rescatar los valores musicales olvidados en
Frank se complace incentivando a los jóvenes talentos y promoviendo la cultura de su provincia natal de Holguín. El pasado año estuvo en estos lares para asistir a la interpretación de la sinfonía 1812: elogió a la sazón a
Frank Fernández vivirá un año intenso, entre homenajes y reconocimientos, por sus 50 años haciendo arte. Holguín puede apenas ocultar el orgulloso de que el maestro haya nacido aquí y haya iniciado las celebraciones precisamente en su provincia de origen.
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