

Ese día, sorprendidos, en recorrido por la ciudad, lo más común a la vista son los frondosos árboles y los postes de los servicios telefónico y eléctrico derribados por doquier. Sin embargo, el asombro se adueña de los que por si mismos, o por conocidos o curiosos mirando a lo alto de la ciudad, en el mismo centro, descubren, plegada, la torre de la compañía de telecomunicaciones cubana ETECSA. -¡Increíble!, afirman unos; -parece un gigantesco número uno, exclaman otros. La torre había perdido la habitual compostura.

Todos reparan en la inmensa torre, cual reina de los cielos, venida a menos y apuran el paso con cierto temor. Las caprichosas nubes, en su constante pasar, le inducen movimiento y parece encimársete.
La ciudad entera, incluyendo las fuerzas del orden y visitantes de paso, se mantiene en vilo, pendientes de ella cual hermosa criolla. Parte del casco histórico de la ciudad se declara zona de desastre y se extreman las medidas de seguridad.

Entonces ETECSA convoca a sus expertos para hacer descender la parte dañada, la torreta, hasta la azotea del edificio de cinco plantas de la compañía en Holguín sobre el cual se levanta a 60 metros. Se traen los recursos necesarios para el descenso. Las fuerzas de apoyo llegan desde las provincias de Guantánamo, Santiago de Cuba y La Habana.
Fuerzas y recursos en Holguín, se procede a colocar güinches y correas. Es ya14 de septiembre y todo queda listo para ejecutar la obra el 15.
La policía bloquea el acceso del pueblo a las calles con mayor peligrosidad. La compañía de electricidad retira el servicio. Las prestaciones de salud, ambulancia y personal, llegan para el apoyo médico en caso de ser necesario.


Más de tonelada y media es el peso del tramo de torre.



Colegas, directivos y la prensa pendiente acuden al sitio; unos para felicitar, otros para entrevistar. Todos contentos.

Pedro Valiente, venido desde Guantánamo, elogió a la empresa por haber adquirido y proporcionado todo los medios para la seguridad personal de los trabajadores.

La torreta ya no es peligro. El huracán Ike se alejó y tras él la recuperación invade las calles de la ciudad de Holguín. La torreta era asunto pendiente. Ya es historia.
A más de 60 metros de altura hicieron su heróica labor.

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