miércoles, 11 de marzo de 2009

Borrón y vuelta nueva

Por Anneris Ivette Leyva. (Tomado de Granma)
Fotos: Marisol Ruiz Soto.

Los bolsos de fotografía ponen a prueba las aptitudes físicas de hombres y mujeres, por más vacíos que estén, pesan un montón, pero a Marisol la carga no la asusta, ella trata de mantenerse en forma.
Sobrada agilidad demostró para seguir el ritmo de los pedalistas en la recién concluida Vuelta Ciclística a Cuba, edición que refulgió tanto en medallas e hitos deportivos como por transgredir estereotipos sexistas, favorecedores de un patronato reporteril.
Aunque a veces extrañe andar ligera o lucir una cartera pequeña, "delicada", acepta sin enojos los rigores impuestos por su arte, incluido el de no usar sayas o vestidos.
"Cuando uno está enamorado, como yo de la fotografía, es incapaz de ver los defectos", explica mientras hurga dentro del atestado maletín, donde conviven cámara y lente con polvos y creyones. "Siempre fui la fotógrafa aficionada entre mi familia y amistades, me sedujo el hecho de atrapar recuerdos para futuras generaciones", evoca.
El ejercicio profesional fue un reto autoimpuesto, una marcha a contracorriente. "Al principio me sentía relegada, sobre todo por personas ajenas a los medios de prensa, que no concebían a una mujer en estos desempeños. Con mi entrada a la Agencia de Información Nacional, en la corresponsalía de Matanzas, las cosas cambiaron. Encontré mucho apoyo entre mis colegas".

Haber desoído a los prejuiciosos y alcanzado reconocimiento en un sector de prevalencia masculina no le bastó para acometer otra "osadía". Con apenas 25 años, Marisol Ruiz Soto logró convertirse en la primera mujer en retratar la Vuelta Ciclística a Cuba.

"La aventura es ciertamente dura y peligrosa, pues viajamos en moto todo el tiempo, a mucha velocidad. Pero si tantos hombres lo hacen, ¿por qué las mujeres no podríamos? Además, el grupo de reporteros fue muy atento conmigo, me acogió sin remilgos y me ayudó mucho.

"Una de las cosas más difíciles de este tipo de coberturas es la separación, estar lejos del hogar, pero cuando existe el propósito de hacer bien lo que nos gusta, una se sobrepone", asegura esta joven pequeña, de brío gigante, que no niega servirse de tres mujeres ejemplares para enfrentar desafíos cotidianos. Dos de ellas son muy especiales para todas las cubanas: Vilma Espín y Celia Sánchez. "Ambas lograron, con dulzura y a la vez mano fuerte, elevar nuestro género al lugar que le corresponde. La tercera es Marta Soto, mi mamá".
La decimocuarta Vuelta Ciclística, al incluir a Marisol, marcó sin premeditación el inicio de los festejos por el VIII Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas, previsto para los días 7 y 8 de este mes.


Nuestra entrevistada no es delegada al cónclave pero sí miembro de la organización, y en ella reconoce fuerza emancipadora. "La FMC nos hace sentir respaldadas en cualquier rincón del país y nos reta constantemente a desafiar aquellas cosas que no podemos hacer".

En esa lista de "salvedades" al desempeño femenino, en definitivo proceso menguante, Marisol ha logrado implantar un borrón y cuenta nueva.

1 comentario:

  1. Amaury:
    He recibido un reporte muy destacado de tu blog en ingles. AHora acabo de revisarlo y me alegra que los colegas se posicionen tan bien. Felicidades

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