miércoles, 19 de noviembre de 2008

El papa Juan Pablo II en Holguín

Por Leandro Estupiñan / leandro@ahora.cu
Fotos: Amauris Betancourt.


En enero de 1998 llegó a Cuba, por primera vez en la historia de la nación, el papa de Roma.

Juan Pablo II había sido invitado a la Isla por el gobierno y, el pontífice, en su afán por llevar el legado de la iglesia a todos los rincones, vino de una vez. Ahora se cumplieron 10 años de la visita y, por todo el país, una exposición de fotografías recuerda el momento.

La muestra pertenece a Arturo Mari, fotógrafo personal del polaco que, antes de asumir su misión en el Vaticano, se llamaba Karol Wojtyla. Durante una semana ha permanecido abierta al público en la catedral San Isidoro.

Mari nació a pocos metros del Vaticano y desde niño estuvo marcado por la cercanía a los cabezas de la iglesia católica. Pero junto a Juan Pablo II se mantuvo buena parte de su vida. Lo acompañaba desde temprano en la mañana hasta horas de la noche.


A Cuba lo siguió durante su estancia en 1998. De aquel momento dejó testimonio en esta serie de 51 fotografías de las cuales, se exhiben 31 en la primera ciudad de Cuba en ostentar una efigie del Sumo Pontífice.

Para su inauguración llegó a la ciudad un representante de la Orden de Malta en Cuba y Luigi Bonazzi, Nuncio Apostólico.La muestra fotográfica rememoró la estancia en Cuba de quien fuera un hombre que practicó el deporte, cultivó el arte y parecía tener, como ningún de sus antecesores al frente de la iglesia, un memorable sentido del humor.

También era un hombre justo y humano, tanto que apenas seis horas antes de morir volvió a encontrarse con su viejo fotógrafo Mari, no para pedirle un retrato, sino para decirle simplemente: “Muchas gracias por todo”.

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