martes, 9 de diciembre de 2008

Un trovador amenazado por la Alta Marea

Por Leandro Estupiñan.
Fotos: Amauris Betancourt.


La Casa de la Trova propone los jueves la peña Alta marea, a cargo del trovador Fernando Cabreja. El espacio tiene 10 años y se inició en Moa. Pero, cuando Cabreja y su familia decidieron establecerse en Holguín, no solo cargaron con el color y el recuerdo de su ciudad, la manía de la trova y el apego por promover lo mejor de la cultura desde programas radiales, sino que se echaron al hombro algunos proyectos significativos que habían forjado.


En sus 25 años de vida artística, Cabreja se ha ganado el respeto tanto por sus composiciones como por su trabajo como perseverante promotor cultural. Ha mantenido el encuentro Trova Viva contra viento y marea. Y, aún ahora, este espacio para divulgar la trova y los trovadores de todo el país continúa en Moa. Su compromiso con la región lo ata a seguir realizándolo.

Alta marea, en cambio, sí vino hasta Holguín. Guarda relación con su pasión por la literatura y la poesía y por los autores locales. Ese ardor, medio enfermizo, le llevó a fundar un espacio pensado para unir amigos, para fundir poesía y canción. Lleva el título de una de sus canciones, incluida en el recién CD Como una luna en pie. Aún en Moa, lograba presentar invitados como los poetas Alex Pausides y Vladimir Zamora. Ahora, gana en invitados por los beneficios de encontrarse en una ciudad cabecera.

La Peña ocurre todos los jueves, al morir la tarde como diría Sindo Garay. Las últimas han contado con escritores como Rolando Bellido, Lourdes González y Delfín Prats. El ambiente es agradable. Y pondría ser mejor si los seguidores estas artes olvidaran la rutina y se embullaran a pasar el rato en el patio de la trova, para escuchar trova viva y poesía verdadera.

El poeta holguinero Delfin Prats junto al trovador.

Auspiciada por ARTEX (Promotora cultural), y el Centro Provincial el Libro, la peña se inauguró el 2 de octubre con el poeta José Luis Serrano.

Junto a uno de los trovadores invitados.

El poeta José Luis SerranoEntonces, Cabreja ya esperaba con ansias los resultados de un concierto suyo en el Centro Pablo de la Toerriente Brau, en La Habana. Lo ofreció en el célebre espacio A guitarra limpia, lo cual significaría la grabación en un disco.

Con la poeta Irela Casañas.

El disco fue presentado el pasado 22 de noviembre en un momento esplendido para cualquier trovador: un concierto de Silvio Rodríguez en el mismo espacio. Así, junto a uno de sus maestros y en el lugar que le había tendido su mano para inmortalizar parte de su obra, Cabreja lanzó sus trece temas.


Los clásicos de su obra están allí, recogidos como constancia de una sincera labor creativa, de su sensibilidad, de sus preocupaciones y otra vez de su madera como promotor, porque junto a él aparecen invitadas Ivette Rodríguez, trovadora de Báguano, y Edelis Loyola, su esposa. Fue ella quien confesó que Cabreja la había enamorado sin palabrerías. Y así parece ser el trovador: enemigo de los esquemas o, como dice una de sus canciones: un prisionero de la ilusión.

Su esposa, la trovadora Edelis Loyola.

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