La práctica del ajedrez en Cuba tiene la historia de genial Capablanca como punto de referencia. Su título de Gran Maestro, el primero de la Isla, alcanzó su pináculo con su reinado en el ajedrez mundial a principios de siglo. No fue hasta el triunfo de la Revolución cubana, en 1959, que se crearon las condiciones para fomentar este deporte. Ahora vive época de auge y gana adeptos en tiempos donde existen, tanto en hombres como en mujeres, la mayor cantidad de pergaminos en títulos reconocidos internacionalmente.
Último nacional femenino de ajedrez.
La actuación del ajedrez cubano en la pasada olimpiada mundial en Dresde pudo ser mejor según reconocen los expertos de la prensa si bien algunos medios la calificaban de buena. El interés por este deporte crece según el creciente número de seguidores en el rastreo informativo del desempeño de ambos equipos a través de los mass media.
Leinier Domínguez no perdió y Lázaro Bruzón parece despertar de un letargo preocupante; sin embargo, el average ELO descendió en ambos. Las mujeres hicieron más noticias, Lisandro Ordaz y Oleini Linares de manera positiva.
Las buenas nuevas del deporte de las 64 casillas en el femenino tuvieron protagonismo primero que todo, en la MI Oleiny Linares (2262). La santiaguera se adjudicó la plata en el cuarto tablero con 9 puntos de 10 posibles, solo aventajada por la polaca Joana Madjan (2284). Oleiny jugó para un ELO promedio de 2530, muy por encima de su promedio actual. Su fama, del juego duro, transciende. Añadió 41 puntos a su ELO.
Indudablemte faltó la notable experiencia y sabiduría de la WGF Vivian Ramón. El ajedrez olímpico cubano la extrañó
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